20.5.09

Cementerio de locomotoras en Bélgica

Y volvemos a dar otra vuelta de tuerca al tema ferroviario. Esta vez se trata de unos viejos talleres donde antaño se realizaba el mantenimiento de las locomotoras diesel de los ferrocarriles belgas, y que hoy sirve como morada de un buen número de estas.

Tras el madrugón de rigor, que parece que vuelos baratos y a horas razonables son conceptos incompatibles, llegamos al pequeño aeropuerto de Charleroi, donde no estaban esperando Mr. Stewie y la Srta. Dafy, que habían llegado la víspera.

Unos cuantos km. de viaje nos llevaron hasta el aparcamiento de un supermercado bastante animado para lo temprano de la hora. Más sorprendente aún pensar que un sitio abandonado estuviera pegando casi pared con pared a casas habitadas, y que el sitio no estuviera hecho pedazos.

La primera sorpresa del día fue una enorme excavadora trabajando en la entrada principal levantando gran cantidad de tierra. Unas oficinas portátiles y un montón de coches aparcados detrás indicaban que el sitio no está tan abandonado como yo pensaba, lo que explicaría en buena parte que se mantenga en tan buen estado.

Un pequeño rodeo y una alambrada caída nos llevarían al interior de la enorme nave de color gris oscuro, que contrastaba como una herida mal curada entre la verde vegetación que la rodeaba. Techos altos, luz escasa y algunos escombros aquí y allá. Pocas pintadas y un viejo sofá tirado.
Como banda sonora, el ruido de la excavadora trabajando a unos pocos metros más allá de donde estábamos.



Justo al otro lado del primer muro apareció la primera de la muchas locomotoras que descansan allí. Grande, cuadrada, silenciosa y pintada en colores amarillo y verde, como el resto de sus compañeras.



Lo más impresionante es que tras ella, se encontraban una decena de hermanas gemelas, una tras otra, en una cola que llegaba a salir del edificio por una de las enormes puertas.




En aquel momento ya cada uno había ido por su lado y sólo nos encontrábamos de vez en cuando mientras hacíamos fotos a aquellos gigantes agazapados en las sombras.

El material ferroviario se encontraba en bastante buen estado, aunque algunas chapas mostraban heridas de óxido en su pintura y algunos faros rotos por desaprensivos, pero el aspecto en general era de que podrían volver a echar a andar sin demasiado problema.



Las cabinas estaban abiertas y se podía curiosear a placer. Resultaba sorprendente lo escuetos que resultaban los mandos para manejar algo tan grande y pesado. Curiosamente, la mayoría de los puestos de conducción habían perdido los asientos del maquinista.



En total distinguí tres modelos de máquinas. La más antigua parecía esta, de aspecto cuadrado y con la cabina situada en la parte trasera de la máquina. Su cabina es la que aparece en la imagen anterior.



El segundo modelo tenía un aspecto más moderno, con la cabina situada en el frente de la máquina y los faros en ángulo.




Curiosamente todas las unidades de este modelo estaban situadas en el exterior de la nave. En este caso encontré algunas máquinas con los puestos de conducción más o menos intactos, con su asiento en su lugar correspondiente.





El panel de mandos de estás máquinas era bastante más complejo que en la anteriores, aunque el número de mandos e indicadores distaba mucho de ser impresionante.





Lo que sí impresionaba era la enorme maquinaria encargada de generar, a partir del combustible diesel, la electricidad necesaria para mover los motores de las ruedas. Haber visto toda esta maquinaria en funcionamiento debía ser aún más impresionante.



El tercer modelo, de aspecto más actual, era este. No había más que unas pocas de este tipo.



Los motores tenían un aspecto mucho más “compacto”, sin tanto cable y tubos a la vista como en el modelo más antiguo.



En la zona exterior las máquinas se encontraban rodeadas de maleza hasta el punto de que resultaba difícil pasar de una vía a otra, o incluso andar junto a ellas.



Sin embargo, la zona de vías más vacía era la más limpia. Allí estaba esta larga fila de locomotoras del modelo más antiguo. Es posible que estas vías aún se usen de vez en cuando como aparcamiento de la terminal de carga situada cerca de estos talleres, y que aún está en funcionamiento.



De que estaba en funcionamiento me di cuenta cuando iba a hacer esta toma, ya que de repente empecé a ver bastante movimiento de gente y coches a pocos metros, tras lo que me di la vuelta discretamente y volví hacia la nave.



Aparte del hangar principal pocas cosas interesantes había. En dos de los lados del cuadrado había habitaciones, pero estaban totalmente vacías, excepto por unos servicios totalmente destrozados de los que apenas quedaba algún sanitario y un sótano con un par de calderas viejas, pero sin luz alguna. Lo único que me pareció interesante fue esta vieja pizarra donde tomarían notas sobre las reparaciones. La foto está tomada desde el hangar a través de lo que quedaba de la ventana, que era poco más que el agujero.




En la separación entre dos áreas del hangar había también una pequeña habitación acristalada, con algunas ventanillas. Probablemente fuera el despacho del jefe de taller, ya que desde sus cristales se podía observar la mayor parte de la zona de vías, siempre que alguna máquina no tapase la visión. Ahora la mayor parte de los cristales están rotos o prácticamente opacos por el polvo.



En cierto momento apareció por allí lo que parecía un operario, con mono de trabajo y un chaleco reflectante parecido al que es obligatorio tener en los coches. Cuando lo vi me escabullí discretamente entre las máquinas, pero Mr. Stewie, que aparte de hablar francés es una de esas personas capaces de venderle arena a un beduino se puso a hablar con él. Lejos de echarle la bronca estuvo un rato hablándole de los distintos modelos de locomotoras y sobre las obras. Al parecer el edificio (o las máquinas, que no quedó muy claro) lleva tiempo vendido, pero no se sabe cual va a ser su futuro.




También comentó que la mayoría de estas máquinas llegaron hasta donde hoy reposan usando sus propios motores, y que habían sido retiradas por “simples”. Al parecer los nuevos modelos están controlados totalmente por ordenador, de modo que estas viejas damas, dependientes totalmente de su conductor, quedaron obsoletas. Supongo que la eficiencia energética y el mantenimiento debió también de tener algo que ver en esto, ya que por muy caro que sea instalar un sistema informático en estos mastodontes no creo que lo sea más que construir otro desde cero.



No sabemos que les deparará el destino a estos dinosaurios de la vía. Esperemos que Chicago, Barracuda, Condor y sus compañeras sigan mucho tiempo como testigos del paso del tiempo.


Enlaces:
- Un post sobre el lugar del Sr. Umpi en Última Visita, que estuvo junto a Stewie en este lugar el año pasado. Resulta curioso ver que las locomotoras apenas han cambiado en un año, mientras que las habitaciones periféricas han perdido todo su mobiliario.
- Más antiguo, pero tanto o más interesante, otro post en castellano sobre el cementerio en Forbidden Places. Mr. Stewie dejó allí un comentario de lo más revelador sobre los modelos de locomotora.
- Más moderno, de hecho, tan moderno como que la visita es la misma que la mía, el post de Abandonado a su suerte. Lo más curioso es ver el mismo escenario, y a veces casi la misma foto, desde otro punto de vista.

Salu2!