17.6.08

El último verano de Carabanchel

A cualquiera que le digas que echarás de menos la cárcel pensará que eres un loco o uno de esos presos que, como aquel abuelo de la película Cadena Perpetua, ya no saben vivir en libertad.

Boots on wires

Sin embargo creo que no seré el único fotógrafo que la echará un poco de menos. Y eso que últimamente llegué a estar un tanto saturado de ver ese lugar.

Sin embargo, las caras de asombro, el incesante sonido de los obturadores de las cámaras y encontrar cada vez un ángulo nuevo hacían que me costase mucho resistirme a pasear la cámara por esta colosal ruina Madrileña.

Galería de presos 2


Recuerdo la primera vez que entré, cuando aún había que ser un poco acróbata para hacerlo, y el interior estaba sólo relativamente mal. La impresión de enormidad y soledad eran brutales. El hecho de que aquel día la lluvia y el viento nos hicieran compañía en varios momentos hicieron la visita aún más impresionante.

Posteriormente aquello se convirtió prácticamente en un parque de atracciones. Bromeábamos con que aquello parecía el parque Warner los fines de semana. Que cada vez fuera más fácil acceder al recinto, hasta el punto en que ahora sólo hace falta entrar paseando por la puerta, hicieron que aquello se llenara de gente.

Galeria de presos 1


Por otro lado, el trabajo de los chatarreros ha sido ejemplar en cuanto eficacia, aunque no tanto en limpieza. Prácticamente cualquier trozo de metal fue arrancado como el dentista que quita muelas. A estas alturas se da la paradoja de que es realmente difícil encontrar una reja en toda la cárcel.

Vista de la cúpula.


En una de las últimas visitas que hice me dediqué a repetir fotos que hice en su día. Las diferencias, en casos como en el comedor, donde tanto rejas como la totalidad de los bancos han desaparecido son más que apreciables.

Comedor. Antes y despues.

Otros lugares, como la “famosa” escalera del Vota Dier, que comunica los distintos niveles del pabellón de mujeres apenas son una sombra de lo que fue. La escalera en si no tiene metal, pero las rejas que se iban sacando de los pisos superiores diría que bajaron “por la vía rápida”, dejándola en ese estado.

Escalera: Antes y después.


La galería de comunicación, sin embargo, sigue prácticamente como estaba. Sólo dándonos la vuelta veríamos que las rejas han desaparecido. De todas maneras, mirando al fondo, vemos que hay bastante más luz. Las puertas exteriores ahora están abiertas de par en par.

Galeria de ingreso. Antes y después.

La cárcel me ha dado, por otro lado, la oportunidad de conocer a un montón de gente interesante. Gracias a ella, de manera indirecta, y a la gente de la asociación de vecinos de Aluche, pude ver por primera vez alguna de mis fotos colgadas en una pared de una sala de exposiciones. Todo un logro y una satisfacción para un “fotografillo” aficionado a los sitios oscuros y polvorientos.

Light


Como decía en el título, este verano será el último de la cárcel. El plan para la demolición del edificio y la construcción de un hospital y viviendas se pondrá en marcha el próximo octubre.

Desgraciadamente, por lo que se sabe, de la cárcel de Carabanchel no quedará más que el recuerdo y nuestras fotos. Tal vez a última hora se dejen cuatro ladrillos y una placa, pero me temo que es poco probable.


Cartas desde la carcel

Salu2!

12.6.08

Fábrica de pinturas abandonada en Villalba

Lo malo de hacer un blog que genera contenidos es que resulta bastante más difícil de actualizar que uno que se dedica a recopilar o comentar lo que hay por la red.

Y si el contenido requiere algo más que usar el propio cerebro – como contar la vida y milagros de uno mismo, por ejemplo – como es el caso de este, en que tiempo, cámara y coche son imprescindibles, peor que peor.

Así que no me queda otra que “tirar de archivo”. Por suerte tengo aún por ahí fotos e historias de alguna que otra “quedada” del Cela que aún no había publicado.

En esta ocasión empezamos el día visitando una vieja fábrica de pinturas en Collado-Villalba.

El sitio está parcialmente “okupado” por el CSOA llamado La Fabrika de Sueños. La parte okupada se encuentra cerrada y no se puede acceder a ella librememente, salvo que vayáis algún día en que se organice alguna actividad por allí. De todas maneras, por lo que se podía ver por las ventanas, la parte cerrada ha sido diligentemente acondicionada para las actividades, así que desde el punto de vista de los aficionados a los sitios abandonados tiene poco interés.

La parte de la fábrica que aún se encuentra en estado de abandono no es demasiado grande, aunque todavía hay varios sitios interesantes de fotografiar.


En la parte más alejada de la entrada hay un viejo almacén lleno de barriles metálicos cubiertos de polvo. El sitio es extraño y bastante oscuro. El suelo está cubierto en varios sitios por una sustancia pegajosa que es mejor no pisar, por lo que pasamos poco tiempo allí.


Más al fondo encontramos los únicos restos de maquinaria que quedaban por allí. Poe el aspecto diría que se trataba de una mezcladora, con forma de depósito con un mecanismo de engranajes en su parte superior.



En la otra nave, paralela a la primera, encontramos un par de viejos coches de los que apenas quedaba algo más que el chasis. La nave estaba prácticamente despejada a excepción de los cadáveres de los dos vehículos y bastante basura.


Uno de ellos era un viejo descapotable en el que aún se podía ver parte del motor situado en la parte trasera. Ni idea de que modelo pudo ser, aunque tenía aspecto de ser un clásico.


Al fondo encontramos un pequeño almacén con latas de todos los tamaños y colores. Algunas, como la de la imagen, hacía tiempo que chorreaban su contenido, extrañamente inmóvil y brillante en contraste con el resto de la estantería.


En la zona más cercana a la calle debieron encontrarse oficinas y laboratorios.

De los laboratorios apenas quedan una serie de mesas de azulejo con estanterías y viejas botellas de productos químicos. El techo ha caído en varios lugares, por lo que no nos entretuvimos demasiado por aquí.


En una habitación aledaña encontramos mesas y armarios destrozados con restos de archivos. Lo poco que quedaba eran viejos archivadores cubiertos de polvo y telarañas.


El sitio lo vimos en un rato, y apenas nos detuvimos una hora en hacer las fotos antes de irnos.

Localización: En Collado-Villalba, muy cerca de la estación de ferrocarril. En la imagen de Google Maps se pueden ver los edificios. Los situados más al oeste (izquierda) son los ocupados. También el dituado más al norte se encuentra cerrado.

Acceso: Cuando estuvimos, hace un año ya, no había ningún problema para entrar y pasear por la zona abierta. No encontramos a nadie por allí, aunque de haber encontrado a algún okupa no habría habido ningún problema ya que los CSOA suelen ser sitios abiertos a la gente.

Estado: Hasta la última pared está llena de graffiti, gran cantidad de productos químicos desconocidos y derrumbes varios. Supongo que ahora no estará mucho mejor que entonces. Más vale mirar donde se pisa y extremar la precaución en zonas donde se vean indicios de derrumbe en el techo.